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¡Hola! ¿Porqué estoy aquí?
Es posible que si estás leyendo esto, ya sepas quién soy, pero por si acaso te lo voy a contar: soy Gisela Cruz, fundadora de Tartas Bastante Majas, un proyecto gastronómico de pastelería que tiene como objetivo disfrutar de un momento en comunidad, donde nadie se sienta excluido y la comida sea el elemento conductor de unión.
Suena como espectacular, ¿No? Le he dado muchas vueltas a este tema, una vez hice un curso de Storytelling donde nos insistían en que todos tenemos una historia que contar y que en nuestra marca se debe evidenciar nuestra verdad, nuestra esencia.
Cuando escuchaba eso, no sabía ni por dónde empezar, solo tenía un puñado de sueños en una maleta como aquél que dice… Pero en el fondo yo creo que se referían a que, si quieres que una empresa funcione, debe ser coherente con lo que tú anhelas, con tus objetivos vitales y tu manera de ver el mundo.
Se trata de ir un poco más allá y ver el motivo donde radica el porqué hacemos las cosas que hacemos. Entonces entendí que yo quería hacer tartas porque siento que hoy en día, con el ritmo tan frenético de vida que llevamos, tenemos muy pocos momentos para compartir en familia (entendiendo familia como seres queridos, comunidad).
Antiguamente, la hora de comer era un momento ritualístico donde todos se servían de la misma olla, comían de ese alimento casero y calentito y pienso que esa costumbre les mantenía unidos.
Ahora, todos solemos comer de un táper, de la caja de pizza o cada uno una cosa distinta, pero el momento de comer tarta en un cumpleaños es de los pocos momentos en los que todavía todos comemos del mismo alimento, que es un elemento central de celebración.
POR ESO HAGO TARTAS.
Y si sigo aquí es porque mi proyecto es coherente, porque me expreso de una manera sincera y escupiendo verdad. Gritando verdad. No sé cómo explicarlo. Siempre he vivido sintiendo que no encajaba a nivel laboral, que ningún trabajo era para mí y no era capaz de involucrarme emocionalmente. En cambio, ahora sí, porque fluyo alineada con lo que siento y quiero.
Por eso mismo hice yo misma la reforma del obrador y me decidí a compartirlo por redes sociales, porque a pesar de no tener recursos económicos, había un fuego dentro de mí que me estaba diciendo: debes hacerlo aunque todo el mundo te esté diciendo que es imposible.
Os lo cuento porque me daban presupuestos de +40.000€, teniendo en cuenta que mi inversión final, sumando maquinaria, licencias, reforma… Fue de 13.000€, ya podéis imaginar que tuve que hacer malabares (o magia) para poder conseguirlo. Aquí os cuento más sobre la inversión del obrador.
Estoy segura de que otra persona habría esperado un poco más, a ahorrar más dinero o pulir un poco la idea para tenerla perfecta, yo he sido así mucho tiempo, pero no más. He salido con lo que tengo y con lo que soy hoy.
Creo que esa es la única diferencia entre los que no se atreven y yo (que no me considero ni triumfadora ni fracasada): El tomar acción, que yo lo hice y otros no. NADA MÁS.
Espero que te diviertas leyendo este blog y, porqué no, probando mis productos, que puedes explorar aquí.
Recuerda, tú pones el motivo, nosotros la tarta.
Gisela Cruz Prim 💜